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    La hipertensión es un riesgo importante de enfermedad cardiovascular y se cree que está asociada con factores psicológicos como la ansiedad, la depresión y la neurosis. Es un rasgo de personalidad que es sensible a las emociones negativas como la ansiedad y la depresión. Sin embargo, la causa no está del todo clara.

    Índice de Contenido


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    Presión Alta

    Relación entre inestabilidad emocional e hipertensión

    Varios investigadores han argumentado que ciertos rasgos de personalidad, como el neuroticismo, pueden afectar la salud física. De hecho, sabemos que cuanto mayor es el nivel de neurosis, mayor es la carga de enfermedad en todo el mundo. Se asoció los síntomas psicológicos con más problemas de salud. Si se disminuye la ansiedad, se tendrá mejor bienestar psicológico, controlando los síntomas de la presión alta.

    Especialmente en la hipertensión, sabemos que la neurosis parece estar asociada con la presión alta. La falta de regulación emocional se asocia con la activación cardiovascular alterando la presión normal.

    Finalmente, cabe señalar que, de los aspectos que componen el neuroticismo, la ansiedad, la depresión y la hostilidad son los que más se asocian con presión alta, principalmente la presión sistólica. Ahora parece indiscutible que los tres tipos de emociones tienen un impacto negativo en la salud cardiovascular y que las emociones negativas pueden ser tanto una causa como una consecuencia de los trastornos cardiovasculares.

    Ansiedad

    La ansiedad ha sido identificada como un factor de riesgo cardiovascular, para elevaciones de la sistólica y diastólica . Durante muchos años, se ha implicado a la ansiedad como un posible factor de riesgo cardiovascular, ya que se sospechaba que los altos niveles de ansiedad contribuyen a la enfermedad coronaria. 

    Las personas con mucha ansiedad tienden a percibir situaciones amenazantes más que aquellas con bajos niveles de ansiedad. Como resultado, se exponen frecuentemente a situaciones que les producen estados de ansiedad, y eventualmente su activación fisiológica se vuelve más frecuente y más propensa a desarrollar trastornos psicoactivos. De hecho, varios estudios en sujetos con hipertensión mostraron puntuaciones significativamente más altas para la ansiedad que los sujetos en poblaciones normales.


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    Presión Alta

    Hostilidad

    A lo largo de los años, los patrones de comportamiento de tipo A se han convertido en un predictor frecuente de infarto de miocardio. A fines de la década de 1980, de los cuatro elementos de este esquema (competitividad, hostilidad, impaciencia y compromiso), sólo la hostilidad parecía desempeñar un papel.

    La hostilidad se puede definir como una construcción psicológica compleja que involucra al menos tres dimensiones reactivas (cognitiva, emocional y conductual). Cada uno de estos aspectos antagónicos puede estar relacionado de diferentes maneras con el estrés y los problemas cardiovasculares. Los aspectos percibidos de la hostilidad incluyen creencias negativas sobre los demás, como el escepticismo y la desconfianza. Los aspectos emocionales, por otro lado, incluyen una variedad de respuestas emocionales, desde la irritación y la ira hasta la ira y la rabia. 

    Finalmente, los aspectos conductuales se refieren a expresiones abiertas de hostilidad e incluyen agresión verbal y física. La hostilidad, por otro lado, parece estar asociada con un aumento de las respuestas cardiovasculares a los desafíos psicológicos que pueden contribuir a la enfermedad cardíaca coronaria. Las personas reaccionan a algunos de sus comportamientos y circunstancias con incrementos más pronunciados en los niveles de presión sanguínea.

    Depresión

    Varios estudios han demostrado que la depresión es un factor de riesgo importante para la enfermedad coronaria, ataque cardíaco y muerte cardíaca.

    Existe una fuerte evidencia de que la depresión post-infarto puede ser un problema clínico importante para muchos pacientes con infarto de miocardio. Además, dicha depresión se asocia no solo con la evolución clínica del paciente, sino también con la mortalidad. Por otro lado, la depresión post-infarto parece ser el factor más asociado a una mala calidad de vida en los pacientes post-IM. Es incluso más grave que la propia gravedad de la enfermedad cardiovascular. En este sentido, la depresión no puede predecir la supervivencia, pero el mero hecho de que la depresión se asocia específicamente con el bienestar y la calidad de vida del paciente es indicativo de la necesidad de depresión y necesidad de atención.


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    Presión Alta

    Conclusión

    La hipertensión se considera una de las principales causas de los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad. Las personas con neurosis a menudo experimentan altos niveles de estrés emocional que pueden provocar presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares. Se sugiere la monitorización y el control adecuados de la presión arterial, ya que pueden ser beneficiosos para reducir la neurosis, los trastornos psicóticos del estado de ánimo y las enfermedades cardiovasculares.

    FAQ

    ¿Qué emociones alteran la presión arterial?

    Normalmente las emociones de estrés y angustia provocan aumento de la presión arterial, aunque emociones de miedo pueden provocar bajadas de presión arterial. 

    ¿Cómo afecta la ansiedad en la presión arterial?

    La ansiedad puede provocar aumentos silenciosos de la presión arterial sin provocar ningún síntomas. Por lo que puede llegar a ser muy peligroso a la larga. 

    ¿Cómo afecta psicológicamente la hipertensión?

    La hipertensión puede afectar psicológicamente a las personas como cualquier enfermedad crónica, ya que son enfermedades que no tienen cura y es necesario el cuidado constante de la salud. 


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